Guía Turística de Lisboa |
La capital más occidental de Europa fue construida sobre siete colinas, junto al puerto natural del río, donde el Tajo desemboca en el Océano Atlántico. Muchas de las calles de esta ciudad hacen demasiado pendiente como para que los coches puedan circular, por lo que sus habitantes continúan utilizando los tres tranvías funiculares y el ascensor gigante (elevador) para desplazarse. Lisboa también le ofrece algunas de las más maravillosas proezas de la ingeniería civil, como son el Ponte 25 de Abril (bautizado en honor a la Revolución de los Claveles de 1974) y el Ponte Vasco da Gama, cuya construcción terminó en 1998 y que se extiende a lo largo de más de 17 Km. La mayor parte del encanto de Lisboa reside en los estrechos lazos que continúa manteniendo con su dorado pasado, el cual sigue palpitando en sus anchas calzadas (calçada) de mosaicos blancos y negros, sus pequeñas calles adoquinadas repletas de cafeterías de Art Nouveau, sus palacios deliciosamente renovados y sus magníficas iglesias; y todo esto sin mencionar su glorioso castillo morisco, desde el cual se divisa el casco antiguo. Aquello que distingue a la ciudad de Lisboa de todas las demás es, sin duda alguna, la fusión de sus históricos barrios (bairros) con su arquitectura y su cultura. En el centro de la ciudad descubrirá el siempre vibrante distrito de Baixa, ubicado alrededor de las céntricas Praça do Rossio y Praça do Comércio. Un poco más arriba, alrededor del Castelo de São Jorge, encontrará los barrios más antiguos de la ciudad, Alfama y Mouraria, ambos famosos por su Fado. El Bairro Alto y Santos son también barrios clásicos de la capital, aunque las nuevas generaciones de diseñadores, restauradores, músicos y artistas les han dado un aire más animado y contemporáneo. El devastador incendio de 1988 destruyó gran parte del distrito de Chiado. Desde entonces, y durante los últimos 20 años, los trabajos de restauración que se han llevado a cabo bajo los proyectos de algunos de los arquitectos más importantes del país, como por ejemplo Álvaro Siza Vieira, han conseguido que esta parte de la ciudad recobrase su antigua gloria. Más hacia el oeste, el Río Tajo fluye en dirección a Belém, donde la ciudad muestra con orgullo el pasado naval del país y rinde homenaje a sus más grandes exploradores y aventureros a través de una serie de monumentos de cuento de hadas, como son el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém. Pero Lisboa no sólo es historia, y actualmente se está convirtiendo en uno de los destinos turísticos más importantes de Europa, caracterizado por las amplias y vibrantes comunidades de inmigrantes procedentes de las antiguas colonias portuguesas, como son Cabo Verde, Guinea Bissau, Angola y Mozambique. De hecho, la población del área metropolitana de la ciudad asciende a 3 millones de personas. Aunque la verdad es que cuando uno pasea por las estrechas calles adoquinadas de los antiguos barrios moriscos de Alfama y Mouraria, es difícil no pensar que se camina por una pintoresca población de provincias. Esto es, precisamente, lo que hace que esta ciudad sea tan especial: por un lado se trata de una moderna capital europea mientras que, por el otro, es un lugar al que el tiempo parece haber olvidado, con sus aromas, vistas y sonidos propios de una vida cotidiana vivida con lentitud, como una anciana vestida de negro colgando la colada o grupos de trabajadores cocinando sardinas a la parrilla en las aceras. ¡Lisboa, elegida como Destino Líder!Con encantos como estos, no es de sorprender que Lisboa haya alcanzado la posición principal en un estudio comparativo de las 20 ciudades más visitadas del mundo. Los visitantes británicos ya han confirmado lo que Portugal-live lleva defendiendo mucho tiempo y que ahora se revela en este estudio: Lisboa sobrepasa a otros destinos de primer orden según criterios turísticos clave. De modo que, si considera importantes el buen clima, las buenas comunicaciones, los costes del vuelo y la estancia, la seguridad, la calidad de la comida, la cercanía de sus habitantes, los atractivos culturales y el cambio de divisa… ¿por qué no se da un salto y lo comprueba por usted mismo? |