Oporto: una guía turística de la segunda ciudad de Portugal |
Los cautivadores puentes, edificios y farolas de Oporto, elevados sobre las cimas de las colinas y adheridos a los márgenes de los acantilados, han vigilado el Río Duero durante siglos. Los ciudadanos de esta población de comerciantes, enormemente orgullosos del patrimonio histórico de su ciudad, han invertido todo su trabajo y esfuerzo en el comercio y en el vino. Las tradiciones de la capital del norte de Portugal difieren notablemente de las de Lisboa, en el sur, aunque los habitantes de Oporto, que a menudo reciben el nombre de Tripeiros (comedores de callos), no querrían que fuera de ninguna otra manera. Lo mejor de Lisboa, dicen, es la señal que indica el camino hacia Oporto. Oporto es una ciudad que siempre está preparada tanto para el trabajo como para la diversión. Las discotecas y los restaurantes se integran con las catedrales, las iglesias y los museos a lo largo de esbeltas calles y anchas avenidas. El paisaje urbano está repleto de una infinidad de cafeterías en las que podrá sentarse y relajarse después de haber caminado cuesta arriba por las numerosas colinas de Oporto. Los tejados están cubiertos por un gran manto de tejas rojas, mientras que las fachadas de muchos edificios lucen azulejos de colores azul y blanco. Oporto es una ciudad compacta, lo que le permitirá pasear a pie por sus calles y avenidas, siempre que no le importe caminar cuesta arriba por sus colinas. Durante estas últimas décadas, la ciudad se ha visto enormemente revitalizada y se han limpiado y reparado sus edificios, calles y plazas. Antiguamente, Oporto tenía fama de ser una ciudad en estado de deterioro y venida a menos. A sus habitantes nunca pareció importarles demasiado y solían explicar que el mal estado de la ciudad se debía a que estaban demasiado ocupados trabajando como para preocuparse de ella. Sin embargo, este ya no es el caso (el estado de deterioro, no el estar demasiado ocupados trabajando). Hoy en Oporto se fusionan el encanto del viejo mundo (un estereotipo, pero no por ello menos cierto) con una buena dosis del nuevo. Desde la moderna Casa da Música a la antigua Sé Catedral, las diferentes épocas que definen a Oporto se deslizan sigilosamente por las calles de la ciudad. Justo delante del río encontrará la población de Vila Nova de Gaia, hogar del vino oporto, mientras que Foz está ubicada al oeste de la ciudad, en la misma desembocadura del Río Duero. Éste es un magnífico lugar para disfrutar de una buena comida en uno de sus cómodos cafés mientras el tiempo trascurre con envidiable lentitud, o incluso para sentarse a tomar un aperitivo en un restaurante junto al mar después de un buen paseo por la orilla. El carácter único y la sensación de cobijo que desprende Oporto le acogerán con los brazos abiertos. Aunque dependiendo de cuántas copas de oporto haya ingerido durante dicho viaje, es posible que no tenga fuerzas (o el deseo) suficientes para liberarse de su afectuoso abrazo.
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