Lugares de interés de la isla de Porto Santo |
Para ser una isla tan pequeña, existe una sorprendente cantidad de lugares interesantes por visitar y ver. Aunque la playa de Porto Santo es sin duda su principal atractivo, la isla ofrece una amplia variedad de atractivos naturales y de actividades de ocio para el visitante más activo. El propio paisaje en sí es ya un atractivo, por lo que el ayuntamiento ha acondicionado varias rutas de senderismo señalizadas (veredas) en las montañas para que los visitantes disfruten de las mejores vistas de la isla. El Pico do Castelo es uno de los mejores puntos de partida y ofrece una visión prácticamente general de la isla. Las ruinas de una fortaleza del siglo XVI y un solitario cañón dan testimonio de los antiguos ataques piratas y de los intentos desesperados de la población por buscar refugio en las montañas. Al pie de esta montaña se encuentra el museo Cardina, situado en el pueblo de Camacha, que alberga una maravillosa colección de antiguos molinos de viento en miniatura y de lagares, así como la posibilidad de catar los fuertes vinos locales a fin de que pueda seguir su camino por la isla. El Pico da Ana Ferreira brinda una vista completa de la ciudad; el islote Ilhéu de Fora y el fabuloso Pedreira do Pico da Ana Ferreira, en el que se han desenterrado colosales columnas de basalto esculpido que revelan este fenómeno natural que los isleños llaman el “piano”. También podrá disfrutar de unas vistas deslumbrantes desde el mirador del Pico do Facho, la montaña más alta de la isla. Su nombre se deriva de los faros situados en su cima que alertaban de las incursiones enemigas. Le invitamos a que conozca el valle de la Serra de Fora y la Serra de Dentro, dé un paseo por sus laderas orientales, vea las impresionantes cuevas escondidas y admire la fuerza brutal del océano Atlántico golpeando los acantilados. Si le apetece ir de picnic, Morenos es el lugar ideal. Situado en una zona con mayor vegetación situada entre el pico de Ana Ferreira y Ponta da Canavieira, es una zona expresamente acondicionada para hacer picnic; está equipada con hornos de leña (se suministra la leña) y es perfecta para disfrutar de momentos de auténtica relajación. A continuación, disfrute de una refrescante zambullida en las aguas cristalinas de la apartada y pequeña gruta de Zimbralinho, donde la transparencia del agua compensa con creces la falta de arena. Fonte da Areia, un antiguo manantial de agua natural que producía el agua más deliciosa de la isla, le brinda una nueva oportunidad para maravillarse con los efectos de un fenómeno natural. El manantial natural desapareció hace tiempo pero los efectos de la erosión del viento en las rocas arenosas ha modelado cientos de nichos naturales esculpidos en la ladera de la montaña, creando así una maravillosa obra de arte natural. Deje atrás los paisajes naturales más áridos y visite el exuberante jardín tropical de Quinta das Palmeiras, que compensa con creces la escasez de vegetación de la isla. Aquí encontrará una exótica colección de aves, entre las que destacan los cisnes, los tucanes, los emús y los periquitos, además de preciosos jardines aromáticos que proporcionan un refrescante cobijo del sol y la arena. Aunque pequeña, la diminuta capital de Vila Baleira ofrece también numerosos atractivos. Aparte de la amplia variedad de tiendas locales, restaurantes, cafeterías, bares y pastelerías populares que ofrece, sus calles bordeadas de palmeras y de buganvillas invitan a dar relajantes y agradables paseos. Los restaurantes ofrecen montones de oportunidades para probar la especialidad de la isla, la brocheta de ternera hecha a la parrilla con leña de laurel y regada con mantequilla de ajo, o el famoso “bolo de caco”, el pan dulce de patata que también se sirve con mantequilla de ajo. Un paseo por el muelle le permitirá admirar la artesanía local en la que destacan cestas, sombreros, adornos y cinturones hechos por los isleños utilizando materiales locales como conchas de mar, hojas de palmera, mimbre y arcilla. Para un toque de historia y cultura, el museo de Cristóbal Colón, situado en la casa en la que vivió, recrea la vida del descubridor durante el tiempo en que residió en la isla y expone numerosos retratos de él. |